MANUEL VALENCIA CASTRO
EDITORIAL
EL SIGLO DE TORREÓN
29 DE MAYO DE 2013
Una pregunta recurrente que surge en las charlas cotidianas que se tienen sobre el tema del agua es si La Laguna se quedará sin el vital líquido. Pregunta que encierra una paradoja pues como todos sabemos lo único que queda de lagunas es el nombre, las que existieron se secaron durante la época en la que el único afán era el control, la regulación y el riego "eficiente", yo le llamaría avaro, a través de un paradigma desgastado que consistía en la construcción de presas y el revestimiento de canales. Luego se extendió hasta la parcela donde se aplicaron tecnologías para hacer también un uso eficiente del agua, su principal argumento: el ahorro del agua.
Huelga decir que no se logró ningún ahorro, por el contrario, la otrora evidente abundancia de agua que se observaba en las lagunas y en los diámetros de los tubos rebosantes del líquido vital, se convirtió en escasez y desertificación. Por eso la pregunta es válida: ¿se va a acabar el agua en la Comarca Lagunera? Yo pienso que no. El agua subterránea seguirá existiendo, pero su extracción se volverá antieconómica, con subsidios o sin ellos, con amparos o sin amparos, la sobreexplotación de los acuíferos va a ocasionar que el costo de extracción de un metro cúbico de agua se igual o mayor a lo que produzca, primero en actividades como la agricultura y la ganadería y luego en las industriales y de servicios. El otro camino que puede ocasionar que el agua sea inasequible es su contaminación, su extracción desmedida ha incrementado su contenido de sales, entre éstas las de arsénico, lo cual simple y llanamente impedirá su uso para el consumo humano.
El agua que corre por arroyos y que luego se junta para dar origen al Río Nazas, tiene otros riesgos y no puede desligarse del agua del subsuelo, es la misma; el inicio de nuestro ciclo hidrológico local ocurre en la Sierra de Durango en la parte alta de la cuenca del Nazas, ahí los bosques de pino y encino "producen" el agua que usamos en todas nuestras actividades, sin bosques no hay agua, si se deforesta el bosque se acaba el agua. Lo mismo ocurre en la zona de transición en donde los pastizales naturales hacen lo propio, por eso es necesario conservar estos ecosistemas ya sea a través de áreas naturales protegidas o mediante una gestión adecuada de la explotación forestal y de la ganadería respectivamente.
La problemática del agua rebasa por mucho la dimensión ambiental, se trata ya de una crisis que involucra a toda la sociedad, que descarta al viejo paradigma de la gestión del agua que lo mismo incluye a las presas que a los filtros de arsénico. Frente a esta situación, emergen nuevas formas de enfocar los problemas y nuevas formas de resolverlos, esto es, nuevos paradigmas.
Los nuevos enfoques deben considerar al cambio climático, que también afectará transversalmente a la sociedad. Las modificaciones al ciclo hidrológico ocasionará que en algunas regiones llueva más y por ende sean beneficiadas, me refiero desde luego a zonas áridas y semiáridas; mientras que en otros casos las lluvias van a disminuir y las sequías serán más frecuentes. Esto último parece ser el escenario más probable para el norte de México, si esto se cumple, los ecosistemas más afectados serán los bosques de pino y encino y los pastizales naturales, ni más ni menos que nuestras "fábricas de agua".
En el mismo sentido, se puede afirmar que algo ha estado pasando en nuestra región: los dos últimos años de sequía nos han afectado tanto o más que la sequía de 1992 que duró diez años. Cuando revisaba este fenómeno con un buen amigo, me comentaba que lo que había cambiado desde entonces era la vulnerabilidad de la sociedad lagunera y la capacidad de los ecosistemas naturales para recuperarse ante un fenómeno de impacto negativo como la sequía. Frente a esta situación, los nuevos paradigmas del agua apuntan hacia una nueva cultura que considere el ahorro del agua como una realidad tangible y la gestión de la demanda de agua y no de la oferta continua de la misma que a la fecha se expresa a través de la construcción nuevas presas y del aprovechamiento de nuevos acuíferos.
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/875645.las-crisis-del-agua-y-las-tribulaciones-publicas.html
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